RAJA YOGA por Leonardo Olazabal

Maestro Zen Karlfried Dürckheim 1BEn esta época de locura, crisis y mediocridad en todos los campos, quién se para a pensar en el mundo de la Supraconciencia o la superación espiritual. Para qué pensar en la libertad espiritual si estamos presos en un mundo material en el que nos tratan como conejillos de indias. Han abusado tanto del ciudadano que sólo nos han dejado un resquicio para pensar cómo llenar nuestro estómago vacío. Todo a nuestro alrededor se derrumba, los medios de comunicación nos mienten, y quienes nos gobiernan muestran con toda su desfachatez un gran reservorio de millones de euros guardados en paraísos fiscales o invertidos en grandes mansiones y lujosos coches. Los gobernantes no creen en la Cultura ni en la ética, solo piensan en ellos mismos. Así las cosas, el hombre ha creado a su alrededor una concha cristalizada de necesidades, fantasías y de un bienestar desmesurado, sin tener en cuenta para nada la luz de la

Sveti 1954 Yoguis

Reunión de Raja-yoguis de Svetoslav Roerich

vida y la ética del mundo. Recuerdo las enseñanzas acerca de las diferentes etapas de maduración en el Camino al despertar interior de Jacques Castermane: “Me sorprendió mucho cuando en cierta ocasión dijo que al regresar de un viaje a la India, el Maestro Zen Karlfried Dürckheim le contó la historia de que había ido a India para contactar con un sabio, con un Gran Yogui, con un Iluminado. Y su sorpresa fue que se encontró con un hombre viejo, y baldado por el reumatismo. Algo muy lejos de la imagen que tenía acerca de lo que es un Yogui. Él habló con este anciano y le dijo que el concepto de Occidente es ver que los Yoguis son fuertes y saludables. El anciano, con una bella sonrisa y mucha picardía en sus ojos, le contestó: “No te dejes llevar por las apariencias. Dios me ha privado de la vista y también del movimiento articular, pero me ha dado la paz interior”.

Enseguida comprendí que este hombre era libre de su yo corporal, egocéntrico, de todos esos valores relativos a los que en Occidente nos aferramos. En cambio su conciencia era lo verdaderamente real y extraordinario, se podía apreciar la irradiación y la transparencia del ser. Al regresar de India me dediqué a meditar en este sentido de la transparencia y en orientar la conciencia del cuerpo hacia la misma”.