Crónicas desde Moscú
Llegamos mi esposa y yo a Moscú el día 7 (cumpleaños de Vladimir Putin) con motivo de las Jornadas Internacionales del Centro-Museo Roerich. En la mañana del día 8 de octubre (víspera del cumpleaños de Nicolás Roerich) me disponía a desayunar junto a la ventana que mira al Kremlin. Ensimismado con las vistas y soñando con el día que me esperaba en el Museo, abrí un periódico de los tres que te dejan en la mesa. Se trataba del “The Moscow Times”. Pronto leí una noticia que me produjo un desazón interior. La crónica es de Anna Dolgov y dice así:
Un proyecto planea transportar 35.000 toneladas de residuos radioactivos a la cercana ciudad de Irkutsk. Los residentes y medioambientalistas locales han apelado al Presidente ruso Vladimir Putin para parar el plan de construcción de un depósito de procesamiento de residuos radioactivos cerca del lago Baikal, en la parte oriental de Siberia, ya que las voces críticas al proyecto dicen que podría dañar un ecosistema único.
Los efectos colaterales de un accidente potencial en el depósito, pone con claras dudas el hecho de que se construya dicha planta en el pueblo de Shiryayeva en la región de Irkutsk, lo que podría significar la devastación del medio ambiente de esta zona, según ha comentado un profesor de Física llamado Sergei Korenblit, de la Universidad Estatal de Irkutsk. La petición dirigida a Putin mediante la plataforma Change.org para parar la construcción de este depósito ya ha conseguido más de 34.430 firmas hasta el miércoles por la tarde. Y necesita unas 600 firmas más.
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