Archivos por Etiqueta: Helena Roerich

Rutas Espirituales y Encuentros Literarios – Agni Yoga y Albert Sassi

«Toda la creación gime a una, y está con dolores de parto hasta ahora, aguardando la manifestación de los hijos de Dios”.      Alice A. Bailey.

En el antiguo Egipto los neófitos tenían que pasar a través del miedo, peligros y tentaciones artificialmente creados y sólo un pequeño número de ellos eran capaces de pasar la prueba. En nuestros días todas las pruebas artificiales se han abolido y el discípulo debe ser capaz de enfrentar las dificultades y los obstáculos en la vida diaria. Y por supuesto sus motivos internos son tomados en cuenta siempre, junto con su atención, su valor, discernimiento, cautela, honestidad y devoción. Y de la misma manera, como en la antigüedad, sólo unos pocos tienen éxito hasta el final.

Tanto la miseria como la felicidad están dentro de nosotros. Los Grandes Maestros están siempre listos a extender la Mano para Ayudar pero uno debe saber como aceptarla. Recuerda la forma que se expresa la Enseñanza respecto de aquellos que están rogando por la Elevada Ayuda pero que no son capaces de aceptarla…/…

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Nuevo Año y nuevo Encuentro de Agni Yoga de la Asociación ADA Roerich

Shangri-La, un punto de encuentro sobre la Paz, la Cultura y la interespiritualidad.

Más que lluvioso fue el fin de semana del 13-14 de enero de 2018, primer encuentro anual de Agni Yoga. A pesar de la severa humedad y las contundentes precipitaciones, que cayeron esos días, se volvió a fraguar el habitual halo de calor fraternal y espiritual en el centro de las montañas en Ereño, la colina del Laurel.

La Colina de Laurel

El encuentro dispuesto en las dos tardes consecutivas del sábado y el domingo se ve esta vez nutrida y enriquecida por la visita de dos compañeras de Zaragoza, como de la visita de David, nuestro incansable viajero de Madrid, que traerá un interesante relato sobre sus experiencias obtenidas en su último recorrido por California. Todo esto no es más que un mero incentivo de lo que se va a conseguir proyectar en este renovado encuentro de fin de semana, en base a nuevas expectativas de conocimiento y vibración vivificadora para la conciencia grupal.

Es de costumbre empezar la toma de contacto del sábado bajo el disfrute aromático y gustativo de un té, en este caso con sabor a jazmín, y un café de entrañable sabor, que a pesar de su modalidad de descafeinado no rompe ninguna expectativa para los más expertos. Dichos néctares son acompañados por dulces de distintas variedades, siendo esta vez enriquecido por la presencia del tradicional roscón de Reyes. Son momentos de transición, necesarios para los asistentes de un espacio vital exterior en dirección a un estado de mayor centralidad fraternal y aquietamiento mental.

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Natacha Rambova y Svetoslav Roerich en los años 30 del pasado siglo

Pertenece a los archivos de Leonardo Olazabal

En el principio de los años 30, vivir en Nueva York era vivir con intensidad, con ilusión, aún coleando la crisis del 29, la Gran Depresión que se prolongaría toda la década.

Natacha Rambova decía: ¡Todo evoluciona tan deprisa! -Su viva mirada parecía estar viendo pequeños pero muy intensos vislumbres del futuro a la vez que saboreaba una taza de té junto a su amigo Svetoslav Roerich-.

La gente se reunía en los cafés, en los salones de baile y en los teatros de la ciudad. Una parte de la clase media, se interesaba por las nuevas tendencias artísticas y por los eventos espirituales y museísticos.

En el Museo Nicolás Roerich, situado en las primeras 3 plantas del Master Building de la calle Riverside Drive del nº 310, se forjaban las almas más puras de la época. Inaugurado en 1929, este edificio de estilo Art Decó cuenta con una historia increíble. Los pormenores han sido relatados en mi obra “CHINTAMANI”.

Además de varias salas dedicadas a las pinturas de Nicolás Roerich, y diversos objetos de arte oriental, procedente todo ello de la Expedición al Asia Central, había también talleres de escultura, salas de estudio, un pequeño teatro, una biblioteca, salones de conferencias, oficinas, auditorios y una cafetería-restaurante.

Una placa de mármol negro situada al ras del suelo y en una esquina, nos recuerda el año 1929 grabado junto con las letras -M y R- (Museo Roerich), y tres puntos, rodeado todo por un círculo en representación del Símbolo de la Paz Roerich. El 24 de Marzo de ese año se celebró el primer festival y se puso la que se conoce como la “Piedra Angular” en una esquina del edificio. Antes, tanto la Sra. Frances como la Sra. Sinna, colocaron una “cápsula del tiempo” que consistía en un cofre metálico con varios objetos simbólicos dentro, según las indicaciones de Roerich (ver mi obra CHINTAMANI).

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Encuentro Agni nº220 «La Energía Psíquica»

 

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CÓDIGO DEONTOLÓGICO DEL SÍMBOLO/BANDERA DE LA PAZ

A tener en cuenta:

Código de Honor en la Presentación de la Bandera de la Paz y de la Cultura.

1. La Bandera de la Paz y de la Cultura sólo la pueden exhibir los Organismos Oficiales Roerich tales como Asociaciones, Museos, Academias Científicas, Comités, Institutos de las Artes o Fundaciones.

2. La misma se entrega a Instituciones, Ayuntamientos, Pueblos y Ciudades, Escuelas o cualquier otro Organismo que haya trabajado por la Paz, el Diálogo, la Cultura, el Embellecimiento y Protección de Edificios Históricos, Catedrales o del Paisajismo Natural. Nunca se entrega a un individuo en particular.

3. La Bandera de la Paz, Estandarte o su Símbolo nunca se expondrá cerca del suelo o unido a otros símbolos.

4. La Bandera de la Paz y de la Cultura Roerich, aun siendo un símbolo universal como la Cruz Roja, no se exhibirá en la calle, en manifestaciones, marchas o reuniones grupales. Al igual que nadie puede usar la Bandera de la Cruz Roja sin pertenecer de un modo oficial a su Organización, la Bandera de la Paz no debe ser usada a modo de una cruzada personal.

5. La Bandera de la Paz es apolítica y antisectaria.

6. El Espíritu de La Bandera de la Paz se circunscribe a la defensa de los edificios históricos, arqueológicos, catedrales, bibliotecas, archivos del arte y museos.

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