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LA RUTA DEL GRIAL Huesca – Zaragoza – Teruel – Valencia

Con el solsticio de verano es el momento de planificar unas vacaciones en forma de aventura. La ruta del Grial comienza a conocerse como una actividad vital y altamente instructiva. Al frente de este proyecto se halla Fina Doménech, coordinadora de la Ruta del Grial-Turisme Comunitat Valenciana que resalta:

“Turisme Comunitat Valenciana ha realizado un gran esfuerzo tanto económico como personal para plasmar la idea del Grial en una experiencia turística, para lo que decidimos inspirarnos en el Camino de Santiago, dando como resultado la Ruta del Grial”.

HuescaLa ilusión de alcanzar una meta es un anhelo tan antiguo como la humanidad misma. Recorrer una ruta durante días y por tramos bien definidos, con sus dificultades y belleza, pone de relieve nuestras actitudes y cualidades internas, permitiéndonos conocernos mejor. Tras cada tramo recorrido, y ya en la hora del descanso, nuestra conciencia se ensancha tras haber descubierto, en la marcha en busca del Grial, nuestras debilidades, impresiones, y certezas cual pequeñas líneas invisibles ahora ensanchadas por las experiencias del viaje. Se trata de demarcaciones que no se pueden ignorar, ya que son aspectos de nuestro ser que antes del viaje no distinguíamos bien. ¿No es ese el papel de la ruta del Grial? ¿Extraer con cada paso lo mejor y lo peor de nosotros mismos enraizado en nuestro subconsciente? ¿todo lo escondido allí, hasta pulirlo e iluminarlo? ¿No es ese nuestro objetivo?

En tiempos de Jesús se advertía de lo inconveniente de ser un fariseo, un hipócrita, un farsante que predica agua y bebe vino. De ahí lo de “sepulcros blanqueados”, metáfora que habla de estar blanqueado por fuera pero lleno de impurezas y corrupción por dentro. Son estas impurezas y estados inadecuados del ser, las que como mugre y suciedad tienen que desaparecer antes de llegar a inclinarse ante el Grial de la Catedral de Valencia.

Este es el papel de todas las peregrinaciones, “rumiar” y con ello reconocer nuestras debilidades para hacernos más fuertes y volver a nuestros destinos preparados para solventar cualquier dificultad que se presente en la vida.

¿Te vas a perder esta oportunidad de conocerte a ti mismo mejor? Seamos prácticos, dejemos la comodidad de estar sentados en nuestro sofá o cojín de meditación, y emprendamos la Ruta del Grial, desde Huesca hasta la catedral de Valencia, Fina Doménech comenta:

“Es una ruta en la que vivir experiencias y tradiciones de los lugares que visitamos, saborear la gastronomía, conocer gente y su hospitalidad así como la historia de esos lugares, todo esto nos hará conocernos más a nosotros mismos. Los viajes enriquecen a la persona, hace que el viajero tenga una mente más abierta y que sea más tolerante, lo hace más feliz”.

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Cómo visitar un templo hindú

Un artículo publicado en febrero del año 2000 (hace 20 años) en la revista de Más Allá.

  Proteger la estabilidad de los “centros de conciencia” y conseguir la iluminación interior sin necesidad de forzar el velo de lo desconocido. Esa es la principal función de los recintos sagrados hindúes. Ahora bien, el “hechizo” no funcionará a menos que el devoto ponga, de corazón, algo de su parte. Si desea vivir plenamente la experiencia de visitar un templo hindú, no deje de leer el siguiente reportaje.

La visita a un templo hindú constituye una experiencia fantástica y renovadora difícil de olvidar. Al entrar en el templo, más de 3000 años de vida y actividad ritual nos contemplan. Por primera vez nos sentimos conectados con el saber más antiguo. Resonamos como almas que ya han vivido esta situación alguna vez, pero también tomamos consciencia de la larga distancia que nos queda para llegar a la definitiva perfección como personas.

De este modo, un caleidoscopio de emociones, percepciones sensoriales y vislumbres intuitivos se presentan ante el peregrino, sea éste un ejecutivo moderno o un místico yogui, una ama de casa o un estudiante. Todos son bienvenidos. Una cálida cascada de vibraciones de paz baña a todos por igual.

LA ACTITUD INTERIOR

Quien nunca haya estado en un templo hindú debe prepararse para entrar en un universo diferente. El recinto es un lugar mágico, un punto de encuentro entre tres mundos. El universo físico es el Primer Mundo, y el reino de Dios y los dioses, con sus miríadas de formas, el Tercer Mundo. El intermedio, el Segundo Mundo, que es la morada de los devas (ángeles) y mahatmas (seres de luz), interpenetra los dos primeros.

   Este Segundo Mundo es conocido como el “Reino de las Almas”. Todos somos almas, sólo que en el plano físico se expresan a través de un cuerpo. El alma evoluciona de un mundo al otro hasta perfeccionarse y lograr la unión completa con su creador. En el templo hindú podemos percibir los tres mundos en uno, y ello contribuye a intensificar nuestra evolución.

Los templos hindús no son como los occidentales. Carecen de puertas y el dirigente espiritual, sacerdote o maestro, no es un intermediario entre el devoto y la divinidad. Es el encargado de mantener afinada la energía del lugar mediante la recitación de textos sagrados antiguos, cánticos y el puja (ceremonia u ofrenda), que despierta la capacidad de sintonizar con los arquetipos sutiles. De este modo, y si la devoción se practica con verdadero amor, se precipita en ocasiones la afluencia de devas que materializan olores perfumados especiales, a veces incluso flores y objetos físicos (lingams), y sobre todo un inmenso caudal de energía salutífera y bendiciones.

Protocolo: la visita al templo.

Es conveniente darse una ducha en casa y ponerse ropa limpia antes de acudir al templo, al cual se suele ir con regalos como frutas, flores, velas, incienso o dulces. La ropa blanca o vestido tradicional es mejor: saris, punjabis o largos vestidos para las mujeres. Para ellos, pantalones y camisolas largas, tipo yoga o chándal. El calzado se deja fuera y hay que tocar la campana de la entrada para saludar a Ganesha, divinidad principal que representa la Fuerza.

La mente debe estar orientada hacia Dios, lo universal. Los problemas, tensiones y tristezas han quedado atrás. Con las manos juntas y el saludo namaskar nos inclinamos levemente ante el sancta sanctórum. Uno debe sentir el sannidhaya, la divina presencia dentro del templo.

Tras depositar el collar de flores o la ofrenda a los pies de la divinidad, ya podemos sentarnos en meditación silenciosa. Los pies no deben estirarse apuntando a la deidad o al maestro. Los modales incorrectos, la risa o los comentarios en voz alta deben ser evitados. El guía espiritual es conocido como el pujari, el que realiza el puja (intercambio de energía). Hay dos tipos de puja: bahya puja (externo, ceremonial) y manasika puja (interno, actitud mental). Ambos requieren bháva, que significa “sentimiento profundo”, “estado mental definido”. Sin bháva, el puja no es puja y no sería posible la dinamización pránica o vital del templo.

Templo de la Luz en Adyar India 1982

En el ritual o ceremonia externa, el pujari comienza primero por purificar la atmósfera, saludar a las divinidades y bendecir los utensilios sagrados usados en el puja. Para ello pronuncia mantras, efectúa cánticos en lengua sánscrita y recita himnos de los antiguos textos de los Vedas. Luego viene la retribución de energía (aunque sólo podremos recibir si aprendemos a dar). El pujari ofrece collares de flores, arroz, incienso, cúrcuma, agua, perfumes, pasta de madera de sándalo, ceniza sagrada, agua de rosas, leche, frutas, alcanfor, aceite o velas para la luz.

Arati: tomando la llama sagrada.

En el cenit del puja, una bandeja con luces vivas -como una tarta de cumpleaños- es movida en círculos ante la deidad mientras suenan las campanas: es el arati, el momento más hermoso. Ahora es cuando Dios envía su poder y se produce el intercambio con los devotos. El Tercer Mundo y el Primero se conectan más que nunca. A través de la llama sagrada (agni) los devas y los reinos sutiles pueden vernos, produciéndose la comunicación necesaria para que envíen sus bendiciones.

Mientras cantan a la luz, los devotos pasan sus manos reverencialmente tres veces por la lámpara ardiente, llevando las bendiciones a sus ojos. De esta manera se comparten tanto el amor que se ha ofrecido a Dios como las bendiciones, en un baño de luz que ha de permitir clarificar nuestros propósitos en la vida y percibir mejor -con los ojos bien despiertos- la Verdad más profunda instalada en ella.

Vibhuti y agua sagrada.

Vibhuti es la ceniza sagrada: los restos de maderitas no espinosas, boñiga seca e incienso, todo cuidadosamente escogido. Es un símbolo de pureza que representa la reducción a cenizas de “las tres ataduras” -el ego, la ignorancia y el mal karma- y revela así la buena voluntad y la bondad natural del alma.

Maestro Parvati Kumar y Leo   El sacerdote marca nuestra frente con dicha ceniza, o bien la deposita en nuestra mano derecha (nunca en la izquierda: es de mala educación). Nosotros transferimos el vibhuti a la palma de la mano izquierda y seguidamente, con los tres primeros dedos de la mano derecha, untamos en la ceniza y trazamos tres líneas a lo largo de la frente. Este acto representa la conquista de las tres ataduras. Poco después se proporciona una cucharadilla de agua sagrada bendecida (tirtham) que se recibe en la palma ahuecada de la mano derecha y que, tras beber un poco, se pasa por la cabeza hacia atrás, magnetizando toda la actividad cerebral (centro coronario). A veces también se tocan los ojos y luego se bebe. Así se armonizan la personalidad y el alma.

Chandana y kunkuma.

Chandana es una pasta de madera de sándalo cuya fragancia la convierte en una preciosa substancia de uso tradicional. Se debe untar con el dedo anular derecho y aplicar a un punto determinado en el centro de la frente (Tercer Ojo). Acto seguido, se frotan ambas manos para extender su maravilloso perfume.

Después le toca el turno al kunkuma, un polvo rojo contenido en una cajita que el sacerdote sujeta. Hay que introducir en ella el dedo anular (sin mojarlo con saliva) y aplicar encima del sándalo en la frente. Este punto, llamado bindu, marca nuestra percepción superior: la idea de que lo esencial es invisible a los ojos físicos y que somos devotos del camino espiritual. Para los yoguis que siguen un sendero definido supone la identificación con el “Maestro de Maestros”, el primer Asceta, el dios Shiva.

Podemos decir que todos los matices de la existencia, incluso los relativos a la vida cotidiana (ver recuadro), se dan en el templo hindú. El trabajo en grupo y la particular “forma vibracional” que adquiere el recinto es precisamente lo que protege a todo aquel que se acerca al mismo.

Puja y Yoga.

   En la práctica auténtica del yoga (no en el que se practica en gimnasios y salas de fitness), donde se imparten las “enseñanzas”, se acentúa la sintonización mental o el manasika puja. Es común en las sesiones avanzadas de yoga visualizar un haz de luces partiendo del corazón del estudiante en dirección al maestro o la deidad, potenciado por un lazo honesto de sentimiento verdadero, mientras mentalmente se proyecta afecto, cariño y lealtad.

Se trata de una acción retributiva basada en el gana-gana (ganan ambas partes), sin aquella actitud de pichón en la que sólo se busca que a uno lo “alimenten y empujen” a volar. Esto no sería una posición saludable ya que la actitud psicológica “vampiresca” es bloqueante y desdeñable. Así, en la práctica ortodoxa del yoga, el manasika-puja se presenta con tres matices más:

1. Bhavana puja: Dirigido al ashram o local que acoge tanto las enseñanzas como a los practicantes de yoga para impregnar de fuerzas saludables y positivas el lugar.

2. Guru puja: Apoyo al instructor que imparte la enseñanza y que representa al maestro y a Shiva.

3. Satguru puja: Es para aquel que inspira el trabajo del instructor, su maestro: el propio creador del sistema yoga, Sri Patañjali, Shiva o Narayana.

La utilización del puja permite protegerse del magnetismo agotador de las personas que necesitan “chupar” todo aquello que pillan por medio. Los instructores, en su sensibilidad, pueden -y de hecho lo hacen- “enfermar” en su continua labor de divulgación y ayuda año tras año. Ellos no son dioses y por ello no disponen de una energía inagotable. De ahí que el puja sirva para poner las cosas en su sitio. Se puede decir, para finalizar, que el yoga sin puja no es yoga.

   Ceremonias especiales y cotidianas Homa.

En algunas fiestas especiales se realizan ceremonias un poco más complejas, como quemar en un fuego sagrado (homa) una petición u oración escrita en un papel. Se supone que la respuesta -después de haber pasado a los planos superiores- llegará en los tres días siguientes, a menudo de manera sutil. Una sincronicidad de hechos, una inspiración repentina o una sugerencia fortuita suelen ser sucesos notables tras una práctica espiritual sincera.

Archana.

A un puja especial e individualizado se le llama archana. Suele ser una ceremonia corta, usualmente después del puja principal. Es una manera de pedir a Dios algo importante y personal, o simplemente de expresar nuestro agradecimiento por la buena fortuna. El sacerdote necesitará nuestro nombre y el astro de nacimiento (nakshatra).

Samskaras.

Los samskaras son ceremonias cotidianas en la vida de cada hindú: dar el nombre al bebé (a los 40 días de su nacimiento), la perforación de las orejas (a la edad de un año), las bodas o el comienzo de la educación convencional. También los ritos funerarios son conducidos por religiosos designados especialmente. A veces se trata de ceremonias muy elaboradas, y otras, más sencillas. Siempre incluyen el puja y el homa o ritual del fuego.

LEONARDO OLAZABAL – PROFESOR DE MEDITACIÓN RAJA YOGA

COMISARIO HENRI EL BIOLOCALIZADOR

Con este relato corto nace la figura hermética del Comisario Henri. Se trata de un afamado investigador privado conocido en las Gendarmerías Nacionales francesas como El Biolocalizador. Hay que decir que éstas cumplen sus funciones en pequeños pueblos, zonas rurales y en pasos fronterizos en toda Francia.

El sonido de las cigarras y el de las aves se mezclan en la campiña francesa. Es un bonito día de verano, si no fuera porque en la granja de Legrand -una familia compuesta por cuatro miembros- están asustados y conmovidos por la desaparición de la hija pequeña Irina, nombre que significa Paz. La madre Géraldine (la poderosa) junto con su marido Didier, que tienen otra hija de 8 años, Adrienne (la que viene del mar), no se explican cómo se ha podido perder su hija pequeña, ya que cuando estaban realizando las tareas del campo, la pequeña Irina jugaba con su hermana Adrienne.

Mi péndulo y yo. Un coche de la gendarmería aparca en la entrada con dos policías, el conductor y un inspector, llamados Marcel y Kévin respectivamente, acompañan a un hombre un tanto peculiar. Conocido como el Biolocalizador, su vida es tan hermética como misteriosa. A Henri le llaman “el ojo experto”, el que todo lo ve. Bueno, con la ayuda de su péndulo llamado Radión. Se trata de una especie de bellota metálica con un tapón que se desenrosca -con la forma de su cáscara- para poder introducir en él una muestra o testigo, que cuelga de una fina y larga cadena. La cadena se enreda entre los dedos de este peculiar investigador policial cada vez que hace su investigación o sondeo mental. Tiene por costumbre recorrer pensativo la zona donde se ha cometido un crimen, un suceso extraño o una anomalía, mientras indaga con su péndulo.

En este caso se trata de una desaparición, y tras hablar en la entrada de la casa, llegado el momento el inspector Kévin pide poder sentarse todos junto a una mesa de piedra que hay en el jardín junto a una gran camelia de flores rojas, y comenzar así la investigación en forma delicada y rellenar el cuestionario al uso. Preguntan a los padres y a la niña a qué hora la han echado en falta, contestando que fue en el momento de reunirse para comer en la campiña.

–¿Qué hora fue esa? –Las 12:30 del mediodía.

–Ahora son las 5:30. Lleva desaparecida por lo tanto 5 horas.

A todo esto, Henri se ha puesto de pie y como es habitual en él recorre la zona con su péndulo y pide a los padres una foto de la niña o una prenda que haya usado recientemente.

La madre pregunta: –¿Que esté usada? ¿Como cuando se da a oler a un perro policía para que siga un rastro?

Henri no pudo disimular una graciosa sonrisa del todo silenciosa, mientras asiente con la cabeza y espera el objeto que le servirá a modo de “testigo” para entrar en resonancia con él y realizar su búsqueda psíquica.

Mientras tanto, el padre Didier comenta que nunca se había alejado de su hermana y que resultaba extraño que lo hiciera.

El otro policía, Marcel, pregunta si han visto a extraños por el lugar o algún vehículo, a lo que Didier responde con una negativa.

Kévin señala que la niña, a pesar de su corta edad, puede haber recorrido algo más de un kilómetro en su primera hora de andadura.

–¿En ese radio hay alguna zona peligrosa como un río, cueva o pozo?

-La madre hace su presencia de nuevo portando una foto y un calcetín de la niña. Henri, sitúa su péndulo en forma aplomada sobre los mismos, y al poco tiempo el péndulo comienza a realizar sus oscilaciones. Oscilaciones que se traducen en un idioma que solo el radiestesista investigador conoce-.

–No, no lo hay –contestaron al unísono tanto el padre como la madre.

–¿A qué distancia tienen ustedes los primeros vecinos?

–A unos 2 kilómetros de aquí monte arriba vive un pastor con su rebaño. Es un tanto arisco –dijo Géraldine–, a lo que Didier apostilló diciendo:

–Le llaman “el viejo loco”, pero en realidad es un desarraigado que gusta de meterse con los niños que se acercan a sus prados asustándolos para que no merodeen por allí, pero es inofensivo. –Para luego añadir balbuceando y un tanto aturdido–: ¡Es un pobre hombre!

–¿Quién más vive por aquí? –añadió uno de los policías, mientras Henri en silencio, seguía auscultando la fotografía de la niña con su péndulo Radión.

–A tres kilómetros de aquí –añadió la madre– por el camino opuesto de donde han venido ustedes, vive en una granja un matrimonio que tiene una niña de 10 años que es sordomuda. Tienen fama de ser poco sociables, pero son buena gente.

En ese momento les interrumpió Henri.

–Creo que ya tengo lo que necesito.

–Ah ¿sí? ¿qué tienes? –comentó el inspector Kévin.

–Noto una presión muy fuerte en mi estómago. La niña es muy pura, alegre y vibrante, como no puede ser de otra manera a esa edad. Se ha desplazado en un vehículo, que me resulta raro, pero no ha sido secuestrada.

Y añade: En toda investigación el primer impacto visual de la escena es importante, pero las circunstancias o apariencias no deben de enturbiar la sensibilidad intuitiva. Tras una pausa, continua: Aquí no hay escenario, pues la niña ha desaparecido en el campo. Y por ello, para ver algo más de lo que puedan apreciar los investigadores comunes, hay que entrar en un “estado de gracia”. A través de mi herramienta, abro otro canal más de investigación nada más. Esta es mi misión especial, por eso me ha pedido mi amigo el inspector Kevin que me acerque hasta aquí. Concluyo y sugiero que vayamos al punto último que han mencionado, la granja donde vive la niña sordomuda.

El padre comenta:

–En coche está a unos 10 minutos de aquí. ¡Salgamos para allí!

El vehículo policial y el de la familia parten hacia el lugar propuesto por Henri.

Una vez en la granja, en la puerta les reciben los vecinos y les cuentan lo sucedido, a lo que ellos responden que también han estado en el campo recogiendo hierba y manzanas, y que no saben nada, pero quizás su hija haya visto algo.

–Pues vamos donde está ella –replicó uno de los policías.

–Está detrás de la granja en una cabaña donde tiene todos sus juguetes y una casa de muñecas.

Al llegar al lugar, la niña sordomuda le dice a su madre, a través de gestos realizados con sus manos, que ahora tiene una amiga invisible de verdad, que la vio en el campo y tras darle una manzana la subió al carro de paja de un viejo camión por la rampa de madera que colocó papá.

La madre asustada, ahora realizando signos que parecían dibujar dinámicas figuras en el aire, le preguntaba:

–¿Qué estás diciendo? ¿Dónde está esa amiga que has encontrado?

–Mamá, ahora está durmiendo con las muñecas.

Inmediatamente todos corrieron hacia la cabaña, y para alivio de los padres allí estaba Irina, dormida con media manzana mordida en la mano, en perfecta paz como su nombre indica.

Los padres no se habían dado cuenta del ocultamiento no intencionado de la niña sordomuda, que solo quería tener una amiga. De ahí que Henri hubiera dicho que era un vehículo raro, ya que era un viejo remolque usado en las tareas de campo.

Tras despertar a la niña, todos se abrazaron y los policías con gran alivio respiraron y dieron el caso por cerrado. Una concatenación de hechos un tanto singulares dio paso a este suceso con final feliz. Los padres de la niña sordomuda nada sabían y pidieron disculpas por ese lamentable hecho que había mantenido en vilo a la familia de la granja de Legrand.

El padre de la niña preguntó con gran interés a Henri acerca de cómo podía saber que la niña había tomado ese camino.

–¿Cómo lo hace? ¡Me parece asombroso! ¿Acaso es la magia de su colgante o péndulo?

Los dos policías, acostumbrados a esta escena, miraban divertidos a Henri, mientras se rascaba suavemente el hoyuelo de una de sus mejillas, para seguidamente responder. –Todo está en el cerebro, es una cuestión de sensibilidad nerviosa. Lo importante es hacer la pregunta correcta. Tener respeto y unos valores internos bien fuertes, como la honestidad, el amor y la justicia. Hay que evitar los conflictos y vivir sin objetivos egoístas, y entonces las cosas funcionan. Yo no lo consigo siempre, pero suelo resolver el doble de casos de lo que habitualmente consiguen los investigadores al uso, por eso estoy aquí.

Riendo a placer, el inspector Kévin, amigo del comisario Henri, añadió diciendo:

–Y también nos hace ganar tiempo, en lo que respecta a desapariciones o búsqueda de ladrones y criminales.

Todos rieron y volvieron a sus respectivos vehículos aprovechando que aún quedaba una hora de luz de un hermoso día de verano.

RAI LOA

GEORGE ROERICH Y SU PASIÓN POR LOS CABALLOS

EQUUS FERUS CABALLUS

Al parecer el primer caballo domesticado pudo producirse hace unos 5.500 años en la zona occidental de Eurasia.

George Roerich

Recientemente se ha celebrado el 117 Aniversario del nacimiento de George Roerich, al que llamaban cariñosamente Yuri (1902-1960).

Yuri era un amante de los caballos. Sentía que su vida estaba conectada con ellos desde tiempos inmemoriales. Gustaba observarlos y cabalgar sobre ellos.

Este mamífero herbívoro denominado al principio Equus Ferus (caballo salvaje), fue imprescindible en la Expedición al Corazón de Asia (1924-1928) de principios del pasado siglo XX, dirigida por su padre Nicolás Roerich y cuyo propósito aún hoy día es objeto de debate. Nicolás, llamado el profeta de la Paz, y el Maestro de las Montañas y del color, expresó con sus lienzos los estados de ánimo de los héroes y de las gloriosas tradiciones del pasado espiritual de muchas culturas y países. No se trata de mostrar la estética del arte sino la ética contenida en el fondo del corazón humano, decía. Y añadía: Alrededor de toda creatividad debe existir el sentimiento perpetuo de la ética y de la belleza espiritual.

Sus encuentros con eruditos filósofos, artistas, educadores, y religiosos, le daba la oportunidad de expresar la necesidad de entender que hay una Jerarquía Espiritual que facilita un Conocimiento que hace más bella la vida humana. Para añadir: La historia del ser humano se basa en la perfección incesante, en el ascenso a las radiantes cumbres lejos de todo aquello que nos divide.

Este ser de la luz, al igual que su mujer Helena y sus dos hijos Yuri y Svetoslav, cada uno a su manera, avisaron acerca de la inadecuada actitud de la humanidad que en su lujuria y desmedida ambición la llevaba al desastre.

La paz, la belleza y la cultura son las formas más elevadas del logro espiritual del ser humano

 Yuri, hoy día sigue siendo un enigma, un misterio que es investigado por historiadores y biógrafos rusos bien preparados. Hablaba 17 lenguas y dialectos orientales. Fue catalogado como uno de los mayores expertos en estudios orientales del mundo, en particular del Budismo Tibetano y pre-budismo asiático. Siempre discreto y alejado del tonto misticismo de algunos seguidores de sus padres, analizó, estudió e investigó libros muy antiguos, pinturas, dibujos y yacimientos arqueológicos por todo el Asia Central y también en la India donde residía al abrigo de miradas indiscretas.

Tradujo numerosos textos antiguos acumulando gran cantidad de datos científicos que permiten entender la estructura de la que está formado el budismo y el pre-budismo. Su brillante línea de trabajo y exploración por monasterios y cuevas de China-Tíbet y las enseñanzas del Kalachakra (sistema Vajrayana más allá del tiempo que te permite alcanzar la Iluminación) así como de las escuelas más antiguas del Tantra procedentes del sánscrito de India, le han valido el reconocimiento de ser El Gran Erudito en esas materias. De ahí su notable y complejo libro LOS ANALES AZULES.

Ríete de las tonterías que podemos ver hoy día en Internet, Facebook o Instagram, sobre el tema de la familia Roerich. En Rusia se les conocía como arqueólogos y pintores. En Estados Unidos como portadores de una nueva cultura. Ahora, se les ve como educadores y filósofos que reflejan los logros cósmicos contenidos en el Agni Yoga. Hay que analizar cuidadosamente el Canon o Regla de esta enseñanza de Síntesis en la que se te invita a mejorar física y espiritualmente dentro de las oportunidades que te ofrece tu sociedad. Hay que aportar ideas y llevar a cabo trabajos de expresión artística, tangibles y duraderos que enriquezcan la vida de nuestros pueblos y ciudades.

Hay que evitar hoy día a esa prole de personajes que van de visionarios místicos, dispensadores de purpurina seudoespiritual que no llegan ni a la suela de la sandalia de un lama budista, de los muchos con los que Yuri trabajaba e investigaba. Lamas que con una dilatada vida de estudio, meditación y vida espiritual jamás mencionaban tales cosas de poder y otros astralismos propios de la New Age. Por ello se requiere de una saludable dosis de escepticismo ante lo que nos presentan.

Trails To Inmost ASIA

Yuri era un inquisitivo investigador que dedicaba las 24 horas del día a desgranar los textos vivientes, manuscritos y documentos más antiguos que caían en sus manos. Este talentoso artista también pintaba -cosa que pocos saben- era un organizador de bibliotecas, de intendencia y protección militar, conocimiento que vino muy bien ante los reiterados ataques de salteadores y bandoleros perpetrados contra su expedición por el Asia Central.

Él supo combinar los estudios de Oriente con Occidente viendo e interpretando la influencia que tubo el Cristianismo en China.

Pero volvamos a los caballos. Los miraba, contemplaba y acariciaba. Relataba en su larga expedición las distintas razas equinas con las que se encontraba en sus viajes. Srinagar en Cachemira (lugar donde residía los Maestros M y K.H.) era uno de los más grandes mercados de caballos. Admiraba las razas que habitaban en el alto Badajshán, los caballos mongoles, los ponis de Zanskar y los caballos de Karashar de la Ruta de la Seda. Caballos fuertes con poderosos cuellos y patas que exigían monturas muy pesadas. Ver su libro: Trails to Inmost Asia.

Hace unos años pude fotografiar y apreciar con detalle la silla de montar, botas y fusta de Yuri en Moscú.

El Profesor Lokesh Chandra dice:

Los Roerichs son la encarnación de una realidad subyacente e intuitiva de lo sagrado, combinándolo con la disección racional de la realidad en el conocimiento científico moderno. Ellos unen las dos partes de la sabiduría y la fuerte experimentación de las ciencias, para encontrar el humanismo en un universo holístico dominado por los modelos ocultos de la danza de la vida y de la naturaleza…

… George Roerich, como sus eminentes padres, pertenece a la tradición de los videntes (rishis). Heredó en silencio la inspiración en el arte y en la poesía, con una voz interior y transcendental, ya que estudiaba los iconos tibetanos y mongoles, el épico Kesar, el origen del alfabeto mongol, la historia de Ladakh, y ayudaba al desarrollo de la indología en Rusia. Ellos son la resonancia del nexo cercano del ruso al sánscrito y de las memorias de la sangre mongol en el pasado maternal de su padre. Sus investigaciones son lejanamente alumbradas a través de asociaciones inusuales. Los modelos cruzados de voz y sangre buscan una conciencia que fluya a través de la humanidad en muchos periodos de la historia y en toda vida. La arquitectura del tiempo está abierta a los valores, la razón y la realidad, tanto como podamos mirar en el asombro de la nobleza de la cultura y la espiritualidad subyacente del cosmos.

Sí, Yuri fue una figura talentosa rodeada de una influencia misteriosa, cuya personalidad completa aún no se ha dado a conocer, y yo he querido traer un poco aquí de su pasión por los caballos con motivo de su aniversario.

Quiero creer que esta gloriosa familia son una de las más nobles y grandes salvadores de la humanidad.

 El 25 de octubre del año 2012 se dieron a conocer muchas cosas acerca de George Roerich en la Conferencia científica pública internacional del desaparecido ICR de Moscú.

Yuri se convirtió en Director del Instituto de Investigaciones del Himalaya llamado “URUSVATI” en el valle de Kullu, India. Ver la reciente aparición de la obra KULUTA en :

https://shambala-roerich.com/kuluta-himalayas-una-obra-del-profesor-nicolas-roerich/

Tras diversas conferencias dadas en Nueva York y otras diversas universidades de EE.UU. le permitieron regresar a la URSS en 1957 siendo nombrado Jefe del Departamento de Filosofía e Historia de las Religiones Indias en el Instituto Soviético de Estudios Orientales.

En estas conferencias se puso de relieve que la obra pictórica, las enseñanzas, libros, estudios y los hermosos trabajos constructivos de los Roerich dirigidos a la evolución de la conciencia humana y visión del espacio, definitivamente han contribuido a mejorar el mundo.

Ellos vieron la dramática historia del siglo XX y nos avisaron de cómo proceder en el futuro. Desde luego sus enseñanzas no son para las multitudes ni para universitarios deformados, sino para el espacio de la dimensionalidad creativa de las ideas, el reino puro de la mente.

Leonardo Olazabal Amaral

Presidente de la Asoc. ADA

EXPOSICIÓN DE PINTURAS DE IGNACIO ZULOAGA MIEMBRO DE HONOR DEL MUSEO ROERICH -UN VASCO EN EL MASTER BUILDING DE NUEVA YORK-

Museo de Bellas Artes de Bilbao 2019

El Museo de Bellas Artes de Bilbao presenta una serie de 95 cuadros del pintor vasco Ignacio Zuloaga. Una merecida, deseada y necesaria exposición –la más amplia realizada hasta ahora– de uno de los artistas más famosos de los siglos XIX – XX, y un referente de la pintura figurativa mundial.

La familia Zuloaga ya era conocida en los comienzos del siglo XVIII. Arraigada en Eibar (Gipuzkoa) desde el siglo XVI, Ignacio Zuloaga vino al mundo en este pueblo armero el 26 de julio de 1870, en la casa-torre conocida como Kontadorekua.

Quién le iba a decir a Zuloaga que conocería la obra pictórica de Nicolás Roerich y de Svetoslav Roerich allá por los años 30. Un privilegio sin duda que el karma ha reconducido con algún propósito futuro ¿Quién sabe?

Mucho antes Zuloaga era ya famoso en España y Francia. Sus amigos Pío Baroja, Blasco Ibáñez, Unamuno, Goyanes y Marañón, Azorín, Ortega y Gasset, Julio Beobide, Valle-Inclán, Picasso, José María Pemán, Juan Belmonte, Rusiñol, Rodín, Manuel de Falla, Pérez de Ayala y tantos otros zuloaguistas, todos artistas, profesores, escritores, médicos, poetas y hombres de ciencia de gran peso. Una época donde las almas más espirituales se dieron cita para contrarrestar los males del mundo que se avecinaban. Incluso el novelista ruso Máximo Gorki (1868-1936) estudió la trayectoria artística de Zuloaga.

En el año 1915, en el teatro Lara de Madrid se representa la obra El amor brujo de Manuel de Falla, que pidió el asesoramiento de Zuloaga para los decorados y el vestuario, tal y como podemos leer en la obra: LOS ZULOAGA, una Dinastía de Artistas Vascos –ya que entre sus familiares y antepasados figuraban armeros, grabadores, ceramistas, pintores, damasquinadores (arte de incrustaciones de metales preciosos en el metal proveniente del arte de Damasco)– de Ramón Suárez Zuloaga.

Maestro de la figuración y del retrato

En el año 1924, Ignacio pintaba paisajes de Navarra y Aragón, a la vez que no cesaba de dar vueltas en su cabeza la idea de una ópera a la que Falla debía de poner su música, con el tema del Cid Campeador. Como se rumoreaba que Falla iba a ingresar en un convento, el Maestro Ignacio Zuloaga afirmó:

“Quién sabe si esa no es la verdadera filosofía en esta vida”.

Cuando la radio era una novedad, en Nueva York la emisora de radio de Newark puso a disposición de Zuloaga sus micrófonos, ante los que leyó unas cuartillas emocionado sabiendo que millones de personas le estaban escuchando. Era el año 1925.

El éxito de su exposición en Reinhard Galleries de la Quinta Avenida neoyorquina fue sin precedentes (algo que llamó la atención de Svetoslav Roerich y de Natacha Rambova que residían en esta ciudad cosmopolita por excelencia).

El primer día vendió cuatro cuadros, de los 52 que llevaba, por la increíble cifra de un total de cien mil dólares. Algo inusual en esa época a pesar de la euforia económica de entonces. Llegó a su cúspide tras su recibimiento en Washington por el Presidente de los Estados Unidos John Calvin Coolidge.

Los atuendos y complementos españoles se pusieron de moda y los comerciantes se lo agradecieron. Habló en español pero también en euskera y en francés. La colonia vasca de Nueva York, presidida por Valentín Aguirre, le ofreció un banquete seguido del aurresku de honor.

En el año 1926 era tal su fama en la esfera universal del arte, que entre cientos de propuestas, su lienzo Casas del Botero de Lerma, se consideraba un óleo apropiado para el proyecto de decorado del ballet sobre el enano Gregorio que debían de realizar los rusos Diaghilev y Nijinsky.

Petri en la Exposición sobre Zuloaga en Bilbao

En la visita a la exposición de Bilbao donde aparecen un total de 92 lienzos, en una de las paredes hay un texto que describe el misterioso cambio en la paleta de Zuloaga acaecido entre los años 30 y 40, ahora su cromática añade con profusión los azules, blancos y violetas. ¿Qué le influyó?

Mi mujer Petri y yo al leerlo, nos miramos y dijimos:

¡La luz de la pintura de Nicolás Roerich!

Puede parecer algo anodino tratándose Zuloaga de un Maestro de la pintura, que evoluciona -como es propio en todo ser humano- y se muestra más sensible a la luz cuanta más edad tiene. De hecho, en los últimos años de su vida, hablaba mucho del color, sobre su captación y estructura.

Cada vez aprecio más el color y lo estoy viendo donde antes me era imperceptible.

                                                                                                                                 Ignacio Zuloaga

Revista-folleto del Museo Roerich de Nueva York

Recibió la Medalla de Oro del Museo Nicolás Roerich de Nueva York en el año 1929.

Fue nombrado Miembro de Honor del Museo Roerich del Master Building.

En el año 2004 visité por segunda vez su Casa-Museo de Zumaia, y el responsable al cuidado de la misma me facilitó dos revistas Roerich que Zuloaga tenía en su biblioteca/archivo:

ARCHE del Museo Roerich de N.Y. 1929.

Mensajes/cartas y artículos Roerich de 1930.

Tras examinarlas las fotografié y las devolví. Publiqué sobre mi descubrimiento en un artículo en mi página web de entonces, y ahora 15 años después lo vuelvo hacer, ya que no hay nadie que hable de esta conexión, Zuloaga-Roerich.

Edición de 1930 sobre las actividades del Master Building

Esto es tan solo una pincelada sobre Zuloaga, algo anecdótico dada su prolija trayectoria y obra.

Murió en Madrid en el año 1945. Una estatua suya se encuentra frente a su estudio-taller en Las Vistillas en Madrid. Fue el escultor Juan Cristóbal González quien realizó el busto de Zuloaga, más conocido por su otra obra bien famosa del Cid Campeador a caballo en Burgos.

Ignacio Zuloaga recibió premios, títulos y diplomas honoríficos de numerosas Academias de Bellas Artes, tanto de distintas ciudades de España como de Italia, Alemania, Francia, Argentina, Austria, Bélgica, Estados Unidos, entre otros. Una fecunda progresión de reconocimiento universal, como no podía ser de otra manera, dado su millar de obras creadas por este admirador de Goya, el Greco, Velázquez y de José de Rivera.

Se puede apreciar el Busto de Zuloaga a la derecha del edificio

Una visita obligada es esta Exposición suya en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, antes de que la colección salga -según dicen- para Madrid, Zaragoza, Francia y Alemania.

Los historiadores del arte Mikel Lertxundi y Javier Novo son los comisarios de esta Exposición titulada Zuloaga 1870-1945.

También se puede visitar su Museo en el Castillo de Pedraza de la Sierra en Segovia, situado en su adorada Castilla.

Y su estudio-taller conocido como Casa-Museo Privada (Santiago-Etxea) en Zumaia, Gipuzkoa, no muy lejos del Museo Bandera de la Paz Roerich-Etxea (Privado) de Bedia, Bizkaia.

Leonardo Olazabal Amaral